Jacqueline Bouvier y el entonces miembro de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, John Fitzgerald “Jack” Kennedy, (futuro 35º presidente de los Estados Unidos, durante el periodo enero 1961- noviembre 1963), fueron presentados por un amigo en común, el periodista Charles L. Bartlett, en una cena en mayo de 1952.
Bouvier era la hija mayor del corredor de bolsa de Wall Street John Vernou Bouvier III y de Janet Lee Bouvier. En 1951, se graduó con una licenciatura en literatura francesa de la Universidad George Washington y se fue a trabajar al Washington Times-Herald como fotógrafo.
El ansiado compromiso llegó el 25 de junio de 1953.
El anillo de pedida fue adquirido en Van Cleef & Arpels y tenía un diamante de 2.88 quilates montado al lado de una esmeralda de 2.84 quilates y baguettes cónicos.
En 1962, Jackie le añadió al anillo varios diamantes redondos y de talla marquesa.
Se casaron a las 11 de la mañana del 12 de septiembre de 1953 en Saint Mary’s Church en Newport, Rhode Island. La ceremonia fue oficiada por el arzobispo Richard Cushing, frente a 750 invitados, con unas 3000 personas reunidas afuera de la iglesia para ver salir a los novios y unas 1200 en la recepción que siguió en Hammersmith Farm.
Mientras la novia avanzaba hacia el altar del brazo de su padrastro, Hugh Auchincloss, con sus 10 damas escoltándola, el tenor Luigi Vena cantó el Ave María.
El vestido de la novia fue creado por Ann Lowe, una diseñadora elegida por la madre de Jackie, Janet Auchincloss. Lowe estaba entusiasmada: debía vestir a una “socialité” en potencia, a su madre, y a todo su elenco de damas de honor, que llevarían piezas en falla de seda rosa y satén rojo.
Pero los conjuntos casi no ven la luz del sol: Diez días antes de la boda se rompió una tubería que inundó el estudio la diseñadora en Madison Avenue (Nueva York) y arruinó diez de los quince vestidos que debían lucirse en la ceremonia. ¿De dónde iba a sacar la diseñadora tantos metros de tela?
https://en.wikipedia.org/wiki/Ann_Lowe
Afortunadamente, su proveedor tenía suficiente material extra como para poder sustituirlos. Lowe y su equipo trabajaron día y noche. El vestido de novia, que llevó ocho semanas hacerlo, quedó listo en dos días de corte y tres de confección.
Ese viernes, Ann Lowe cogió un barco con los vestidos y partió rumbo hacia Newport. Janet nunca supo que el vestido de novia, adquirido por unos 500 dólares (unos 4.000 al cambio de hoy), no compensó las pérdidas de 3.200 que costó rehacer todo. Y a mayores, prácticamente sin ninguna mención.
El diseño tenía un escote “portrait”, torso ajustado y una falda amplia estilo “bouffant”; estaba decorado con pliegues y flores de cera que tardaron más de dos meses en confeccionar y necesitaron 50 kilos de seda de marfil.
La falda: de princesa, con tejido plisado y rosetones bordados a mano.
A Ann Lowe la boda de Jackie Kennedy terminó por salirle muy cara. Pero no fue jugarse todo a una sola carta. La exclusividad era marca de la casa y se apreciaba tanto en las suntuosas telas que utilizaba como en la selecta clientela a la que vestía. Los Dupont, los Rockefeller o los Auchincloss (a la que pertenecía el padrastro de Jackie) eran sólo algunas de las familias que engrosaban las cifras de su negocio. La propia Ann Lowe sólo apuntaba en una única dirección: “No estoy interesada en coser para un ‘café society’ o para escaladores sociales. No sirvo a una Mery o una Sue. Coso para el Registro Civil” comentó para la revista Ebony en diciembre de 1966. Ella se refería a ese largo listado de familias aristocráticas que representaban la “flor y nata” de la sociedad estadounidense.
La novia lució un velo que perteneció a su abuela hecho con encaje punto de rosa y como joyas llevó una gargantilla de perlas familiares y una pulsera de diamantes y perlas, un diseño exclusivo regalo del novio.
El ramo de orquídeas y gardenias armonizaba con gladiolos rosados y crisantemos blancos que decoraban lujosamente la iglesia.
Unos recordados guantes blancos cortos y un elegante ramo estilo “bouquet” con orquídeas, gardenias y rosas blancas que completaron el conjunto.
Allí, acompañada por sus 10 damas de honor que también lucieron diseños de Ann Lowe, lanzó desde lo alto de la escalera el ramo de novia dejando para el recuerdo una de las estampas más recordadas del evento.
El pastel de boda fue creado por la panadería de Plourde en Fall River, Massachusetts.
Los recién casados fueron de luna de miel a Acapulco, México, antes de instalarse en su nuevo hogar, Hickory Hill en McLean (Virginia).
El vestido se conserva a día de hoy en la Biblioteca y Museo Presidencial John F. Kennedy situado en Boston, Estados Unidos, hasta donde acuden en peregrinación muchos incondicionales tanto de la pareja como de las políticas del joven presidente asesinado por varios disparos durante un paseo en coche por Dallas, Texas, en 1963.
Vídeos del evento:
La Primera Dama más joven de los Estados Unidos se convirtió en un símbolo de la nueva feminidad de la mujer norteamericana y contagió su estilo a toda una generación entre los años sesenta y setenta.
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