El príncipe Harry de Inglaterra y Meghan Markle contrajeron matrimonio el 19 de mayo de 2018 en la Capilla de San Jorge, una iglesia íntimamente ligada a la historia de la monarquía británica.
Lugar de reposo eterno de reyes y reinas, y epicentro de la caballería inglesa, la iglesia del castillo de Windsor -residencia real a poco más de una hora de Londres en dirección oeste- ha sido testigo de numerosas bodas reales y ceremonias oficiales.
Inspirándose en los caballeros de la mesa redonda del rey Arturo, Eduardo III fundó en 1348 la Nobilísima Orden de la Jarretera, la más prestigiosa del país.
El rey eligió la Capilla de Windsor como la iglesia madre de la orden y la dedicó al patrón de Inglaterra, San Jorge.
La capilla fue reconstruida entre 1475 y 1528 en el estilo gótico que hoy es su seña.
La actual Duquesa de Succex eligió para su gran día una creación de Clare Waight Keller, directora creativa de Givenchy.
Este vestido de alta costura fue confeccionado con seda blanca, escote barco, mangas finas tres cuartos, que agregaban una nota de refinada modernidad, poco volumen y una cola no muy larga siguiendo la naturalidad del traje.
Las líneas del vestido se extendían hacia la parte posterior en suaves pliegues redondos amortiguados por una enagua en triple organza de seda.
Sencillez y elegancia minimalista en estado puro.
El velo
Este gran protagonista del diseño, que envolvía a la novia en un áurea de magia y luz, fue bordado a mano (su encaje) con hilo de seda y organza.
Waight Keller diseñó un velo que representaba la flora distintiva de cada país de la Commonwealth, (organización compuesta por 53 países soberanos independientes y semi-independientes que, con la excepción de Mozambique y Ruanda, comparten lazos históricos con el Reino Unido. La reina Isabel II del Reino Unido es la cabeza de la organización), unido en una espectacular composición floral.
Vista frontal del velo:
Entrada en la iglesia:
Salida del templo:
Cada flor se trabajó en plano, en tres dimensiones para crear un diseño único y delicado. Se dice que los trabajadores pasaron cientos de horas cosiendo meticulosamente y lavando sus manos cada treinta minutos para mantener el tul y los hilos prístinos.
Además de la flora de la Commonwealth, Meghan también seleccionó dos flores: Wintersweet (Chimonanthus praecox), que crece en los terrenos del palacio de Kensington frente a Nottingham Cottage, y la California Poppy (Eschscholzia californica), la flor de su estado natal.
Aquí podemos apreciar unas bellas fotos del velo de cinco metros:
El velo no pudo ocultarnos la felicidad que irradiaba Meghan:
Los zapatos
Fueron una personalización de satén de seda sobre un modelo de la colección primavera-verano 2018 de Givenchy.
El encaje del velo, junto a las preciosas joyas, fueron las notas de vida en esta creación.
Las Joyas
La tiara ‘Filigree’ de la reina Mary, de incalculable valor, fue la elegida por Meghan para este mágico día. La tiara también se conoce como tiara de María de Teck (el nombre de la reina antes de casarse), abuela de la reina Isabel II y esposa del rey Jorge V de Gran Bretaña e Irlanda.
Se trató evidentemente de un préstamo de la reina Isabel II, y no se había visto en público desde 1953. Las dos piezas, la tiara y el broche, fueron un regalo que la reina Isabel II recibió de su abuela.
La tiara “bandeau”, de diseño inglés, elaborada con diamantes, brillantes y platino, forma una banda flexible dividida en secciones perforadas con óvalos entrelazados y pavé con diamantes de talla brillante de diferentes tamaños.
La pieza central, la más antigua, está formada por un broche desmontable de diamantes que la entonces princesa recibió en 1893 del Condado de Lincoln con motivo de su matrimonio con el príncipe Jorge, Duque de York.
En relación con el resto de joyas, Meghan apostó por Cartier, con unos pendientes de oro blanco y diamantes, los ‘Galanterie’:
Los pendientes llevaban un diamante central de talla brillante disponible en 0.18 a 0.22 quilates o 0.40 a 0.44 quilates, pavimentadas con diamantes de talla brillante.
Ya habíamos visto a Meghan luciendo esos mismos pendientes en la recepción de los Invictus Games celebrada en Australia el pasado mes de abril y en el servicio conmemorativo para celebrar el 25 ° aniversario de la vida y legado de Stephen Lawrence, por lo que suponemos que son el “algo usado” elegido por Meghan para el día de su boda.
El brazalete fue hecho a medida para Meghan, y pertenece a la colección Reflection, también de Cartier. Fue de oro blanco de 18 quilates, engastada con 104 diamantes talla brillante por un total de 4,50 quilates, y con 52 diamantes talla baguette que suman un total de 5,61 quilates.
La alianza matrimonial de Meghan fue una banda sencilla hecha en oro amarillo galés. El príncipe Harry rompió la tradición al usar un anillo de bodas, ya que los miembros masculinos de la familia real usualmente no lo hacen y eligió una banda de platino con acabado texturizado. Ambas de los joyeros reales Cleave and Company:
El anillo de compromiso de Meghan, diseñado por el príncipe Harry, tenía tres diamantes engastados, que fueron seleccionados de la colección de la princesa Diana y fueron co-diseñados por el príncipe Harry y los joyeros Cleave and Company también:
Se sabe que el diamante central del anillo de compromiso proviene de Botsuana, y se estima que su valor ronde los 137.000 €.
El ramo
Diseño de la florista Philippa Craddock con algunas de las flores especialmente recogidas por el mismo príncipe Harry de su jardín.
Blancos y radiantes nomeolvides (flores preferidas de la Princesa Diana de Gales), lirios del valle, astilbes, jazmines, astrantias y, como manda otra tradición centenaria, también ramitas de mirtos, símbolo de pureza y fidelidad.
Este ramo se depositó en la Abadía de Westminster, lugar donde se celebró la boda de los duques de Cambridge. El ramo es una ofrenda en la tumba del soldado desconocido, que está en esa imponente iglesia londinense.
Esa tradición la inició la reina Isabel I, la bisabuela de Harry y William, que depositó el ramo de su boda con el Rey Jorge VI en homenaje a su hermano, Fergus, quien fue asesinado en 1915 en la Batalla de Loos durante la Primera Guerra Mundial.
Como nota a añadir decir que todas las flores que se utilizaron en los arreglos florales del casamiento, también creados por Craddock, fueron donados al Hospicio de Saint Joseph, que cuida de personas con enfermedades graves y de mayores. Cada uno de sus residentes recibió un ramo hecho con las flores.
Para la recepción, Meghan lució un vestido hecho a medida, en crepé de seda de cuello alto, estilo “halter” en color blanco, de Stella McCartney.
Portaba un precioso anillo aguamarina talla esmeralda que perteneció a Diana, princesa de Gales, y que no se había visto desde 1997 cuando Diana perdió la vida. Se dice que fue una joya que adquirió ella misma después de que su matrimonio con el príncipe Carlos llegara a su fin.
Fue una forma en la que la Princesa Diana reemplazó su anillo de compromiso. Se dice que entonces lo adquirió por 75,000 dólares y está rodeado de diamantes.
El look se completó con unos preciosos pendientes largos de diamantes y oro blanco, el diseño “Reflection” de Cartier, de oro blanco de 18 quilates, cada uno con 19 diamantes talla brillante por un total de 0,81 quilates, y con 10 diamantes talla baguette por un total de 1,08 quilates:
Los zapatos de Markle para esta cena fueron de Aquazzura con las suelas de color azul claro. Todo un precioso detalle!
Toda la felicidad del mundo a esta nueva pareja!
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