Juglares que cuentan historias,
que muestran farsas oscuras,
para provocar hipócritas risas,
que no esconden sino su ansiedad…
No ofenden corazones,
ni a amados ni calmas,
sólo a su conciencia al despertar…
Pero su Dios, todo lo escucha,
observa y muta,
consiente y apunta,
y algún día les mostrará,
cuanto necesitan,
lo que hoy no supieron amar…
Silencio de alcobas,
escobas y lobas,
en esos corazones de hojalata y vanidad…
No les contaremos nuestros sueños,
ni anhelos ni empeños,
porque en algún rincón de ensueño,
van a hacerse realidad…
Silencio…