Heridas que ya no lloran,
que ni curan,
ni mejoran…
Heridas del corazón,
de sueños infantiles,
de calles oscuras, ya sin voz…
¿Quién curará esas heridas?
Unas manos tiernas,
unas manos frías…
¿Quién las cubrirá de amor?
Unos brazos cercanos,
unos brazos sin rencor…
Todos cargamos heridas,
unas más abiertas,
otras llenas de temor…
Heridas que nunca,
te mostrarán su hondura,
porque tú sólo mereces
mi amargo y firme adiós.