Quizá no sea una tormenta…
sino, un cielo siempre gris…
adornado de tristes nubes,
y fallidas estrellas…
Quizá siempre fuiste tú,
con tus aires de “donjuan”
y tu desproporcionada belleza…
Quizá nunca me amaste,
ni me buscaste,
quizá sólo fui el amuleto,
de quién está perdido en la selva…
Quizá el tiempo
nos mostrará su rostro, sí…
y quizá también, te enseñará…
por quién verdaderamente
merecía la pena…
Quizá sólo somos pasajeras tormentas…