Carta a un halcón

Y tú ni me miras…

con ese gesto omnipresente…

con esa mirada altiva,

con esos ojos de halcón…

 

Y tú ni me miras…

con esa falta de carisma…

con ese guiño de prepotencia…

con esa altivez  y rencor…

 

Y tú ni me miras…

creyéndote insigne y gigante…

creyéndote un mini-dios…

 

Y no te das cuenta…adalid,

que nadie es más que nadie,

y que nadie puede compararme, salvo yo.

 

Tú no pagarás el precio,

pero yo tendré el valor.

Tú echarás en falta el mérito,

pero olvídate… yo no.