Hoy te despertaste con la sensación…
de que nada podría repoblar
ese desierto de tu vida…
Hoy te despertaste con la impresión…
de que otro día más no podrías caminar
en el desierto de la sinrazón…
Hoy te despertarte con la agonía…
de que habrías de enfrentarte de nuevo…
a un día flagrante de virazón…
Hoy te despertaste con la sed tardía…
de un mundo nuevo y sin temor…
Hoy te despertaste con la mirada perdida…
en un oasis colmado de ilusión…
Hoy te despertaste con el sinsabor…
de una duna oculta de bruma y compasión…
Hoy te despertaste con el silbido innocuo…
del albero inerte…de tu corazón…
Da gracias, alma errante,
porque hoy también despertaste,
sí, aún,
en este desierto vacío de valor.