Guerreras

Siempre quisiste ser parte del poema, Mujer,
y quizá nunca te dije,
que, tras esos bellos ojos de miel,
donde perpetuamente se esconce la niñez,
vive una guerrera sin hiel,
con un corazón de dulzura
y una aterciopelada piel.

Batallas desde la cumbre,
batallas desde la sien,
guerrera imbatible
que nunca creyó en el ayer.

Mira alto, mi guerrera,
mira alto a tu Rey,
porque siempre serás ejemplo,
de quienes te vimos crecer.