Reinos

Y creyó construir su reino,
lleno de soldados y espadas,
de torres y almirantes,
de soledad y sinrazón.

Y olvidó su cuna y arrullo,
su apego y caricia,
la cierta y única dirección.

Hirió y humilló,
afrentó y sembró,
todo este dolor sin perdón.

Allá usted, mi desconocida tibia,
si dentro del reino de desidia,
un día podrá encontrar su esplendor.