Y llegaste a mi playa dorada,
llena de heridas punidas…
quebrada como hoja seca,
tras la batalla de la vida.
Sin nombre sin lastre,
sin vida, sin prisa…
Te arrebataron todo,
como quien no conoce la brisa…
Te despojaron como lodo,
de la más bella sonrisa…
Y aún fingen que les importas,
que quizá mereces cortesía…
y no se dan cuentan que, de nuevo,
te hacen sentir más vacía…
Insensata pleitesía…
Ellos quebraron tu roca,
tus cimientos y alegría,
nunca volverán a ser los mismos,
en este tu corazón, bravía…