Quizá un día,
decidas comenzar a remar,
y veas en tu soledad,
cuan vacía tu alma está…
Tal vez entonces,
escuches tu corazón,
y puedas sopesar,
cuanto dejaste pasar…
Y allí, en medio de esta falsedad,
logres contemplar,
las faltas de amor,
que dejaste de profesar…
Y acaso en ese pesar,
cuando nada tengas ya,
entenderás el sentido de la lealtad…
Más pronto que tarde,
habrás de peregrinar,
donde te enfrentarás a
tu futura y venidera realidad…
Viaja, viaja, peregrino,
no te detengas más…