Mi corazón tiene memoria
como mi alma, como mi historia…
Nadie habla de victoria,
ni de superación, ni de gloria…
Viviste tu vida,
llena de vanagloria,
de teatrero y de ilusa euforia…
Olvidaste tus raíces,
los abrazos que te acogieron,
y te embarcaste en tu absurda noria…
Nunca caímos en tus armas disuasorias,
y por ello, sólo nos trataste como escoria…
Allá tu camino, allá tu discordia,
me olvidaste en el sendero,
no me hallarás en purgatoria…