LLega la mañana…
y me asomo a la ventana,
a adorarte, otro día más…
mi mar…
El mismo que contempló
nuestras risas, nuestros llantos,
nuestras noches en vela, nuestros desencantos…
nuestras amarguras, nuestro pesar…
Aquél que escuchó
cómo me prometían la luna y
subir juntos a la cima…
Aquél que con sus estrellas,
me envolvió
cuan caballero a su doncella…
Mar bonanza,
que calma y seca mi sed…
Mar de fondo,
que enturbia mi alma y mi ser…
Mar de batalla,
que sacude mis entrañas,
cuán barco a la deriva…
en mitad de su perecer…
¡Qué lejos estoy de tus ojos,
mi vida,
qué lejos, tú,
de mi querer!