Y seguir echando raíces…
aún siendo podados
por la incertidumbre del desasosiego…
para poder un día dislumbrar
nuevos brotes, llenos de horizonte…
Y clamar al cielo…
ese que no deja de amarrarnos
y de acunar cada uno de nuestros sueños…
Y sentir consuelo…
por esa madrina brisa
que arropa cuan madre eterna
cada lágrima y cada guisa…
cada paso y cada duelo…
Y volver al suelo…
a derramar la tierra entre nuestras manos…
sembrando siempre con cautelo
para no volver a caer en el desconsuelo…
Raíces sobre el recelo.