Él creó las nubes,
y tus ojos para verlas reflejadas en mis sueños…
Envió la lluvia y su arco en el cielo,
para cobijarme de ellos siempre en tu pecho…
Arrojó las nieves, la niebla y el hielo,
pero nos dio este bello hogar,
donde no falta día sin anhelo…
Encontramos tristezas, desengaños y desconsuelos,
pero nos colmó del más bello amor
que un hombre tendría en su duelo…
Son fragmentos de nuestras vidas,
aquellas que culminamos
con besos y también recelos…
Son pedazos de nuestra existencia,
que a veces se rasgan,
y otras retoman el vuelo…
Él creó la noche, la oscuridad y las estrellas,
y también te creó a ti,
mi cielo…