Cuando llegue la calma,
seremos almas de vida plena,
reflejos dorados de un sol cegador…
Cuando atraque la calma,
en esta playa de arena impávida,
frente a las rocas de la compasión…
Cuando se anuncie la calma,
de olas frescas y brisa blanca,
de espuma plena de resplandor…
Cuando ancle la calma,
serena y plácida, como el rumor de velas,
estoica y firme, como susurro de bastión…
Cuando ancore la calma,
no habrá más lágrima ni vana lástima,
no habrá más duda ni temor…
Cuando arribe la calma,
no me olvidarás mi mustia nata,
pero solo tendrás mi ajado adiós…