Qué daría por estrechar tu mano,
por escuchar de tus labios un “te amo”,
por descolgar mi teléfono temprano,
por no esperarte más en el andén de antaño…
Por tu cariño, tu preocupación,
por tu “a ver si nos vamos”…
Qué daría por estar en tu corazón,
por escuchar el latido de tu abrazo,
por recibir tu llamada llena de halago,
por poder responder a esta tormenta sin plazo…
Qué daría por un café contigo,
ahí muy cerca,
como nunca ocurrió,
en tu regazo…