Cuando todo se agote,
y solo quede ese espacio para la soledad.
Cuando tu corazón no sea amado
y solamente perdure la frivolidad.
Cuando llueva o cuando nieve
y solo puedas abrir el parasol de la generosidad.
Cuando empiece o cuando acabe
y solamente se perpetúe la ruindad.
Cuanto todo se apague,
penitente,
ese es el momento,
el tiempo para brillar.