Qué pocos corazones conoce,
pero a cuántas almas encierra…
Qué pocas palabras necesita,
y cuántas noches en vela…
El perdón del silencio,
que tanto nos consuela,
el poder de la soberbia,
que tanto dolor conlleva…
Almas que velan penas,
ingenuos sin faena…
Desazón de vidas huecas,
perdidos en una tormenta que atruena…
Bella palabra el perdón,
y a cuántos les disuena…