Enséñanos tus alas,
bellas y cristalinas…
y déjanos ser tus campanillas…
donde apoyarte, donde cobijarte…
Déjanos ser tu arrullo…
tu pista de despegue,
tu senda de aterrizaje,
tu escudo y también tu orgullo…
Muéstranos tus agallas,
tu coraje, tu bravío arrojo,
ese brío con el que has nacido,
para este mundo de antojo…
Revela a esos sordos oídos,
tus poemas ya sin ruido,
esos tus lindos sonidos,
hasta quitarles los sentidos…
Bella mariposa,
vuela y duerme,
y danos nido,
a estos humanos vacíos,
que aún seguimos dormidos…