Salté desde la cumbre de la Esperanza,
con la certeza incierta,
de que todo iría bien…
Me arrojé desde la cima de la Confianza,
con la dudosa seguridad,
de que Él nunca me fallaría…
Y volvieron los sueños,
vértigos desde las cúspides,
sombras sin revelar…
piruetas incompletas al vacío…
Saltos de Fe…
con el paraguas abierto
de la certidumbre,
con el convencimiento azul
de la serenidad…
repletos de estelas de fidelidad…
Saltos de lealtad.