Así es la vida, así la existencia,
así esa singular forma
de enseñarnos que,
somos frágiles, débiles…
y que podemos perderlo todo…
y sin anuencia…
Fuimos a nacer,
en un mundo de ostentación,
de envidia y rencor…
pero también,
en un valle lleno
de belleza y esplendor…
No valoramos cuanto tenemos,
porque creemos que lo merecemos,
cuando todo nos fue dado,
sólo por gracia y con mucho amor…
Quizá mañana no estemos,
y seremos entonces conscientes,
de que cada latido cuenta,
porque sin él,
de nada sirve tener corazón…