Y allí crecieron,
ante un manto blanco de estrellas de nata…
Y se multiplicaron,
llenando de color los valles grises de piñata…
Y no desvanecieron,
tornando hacia el débil sol que nos desata…
Y allí lucieron,
brillando ante la adversidad sin rumbo ni fragata…
Y sí, medraron,
venciendo la gélida noche y su leve sonata…
Y no claudicaron,
porque son y siempre serán
tulipanes sobre nieves de plata.