Ellas nos miran,
desde la bóveda más bella,
desde la más linda cima…
Nos observan,
discretas aún brillando,
sin que nadie les redima…
Contemplan nuestras vidas,
discuten nuestros fallos,
y nos envían su energía divina…
Ellas también viven,
entres nubes y tormentas,
ellas también se apagan
cuando el señor sol las derriba…
Pero al anochecer,
vuelven a brillar
sin que nada lo prohíba…
Siempre he amado y amaré,
el silencio de las que brillan…
sencillas aún cometas,
discretas aún con vida!