Cada día pierdo otro trocito de tí

Cada día pierdo otro trocito de tí…
Cada hora me dejas…
Cada minuto te alejas…
Cada segundo te escapas lejos de aquí…

Clamo al Cielo,
con este llanto, ya seco,
en busca de razones inquietas,
de soluciones inciertas,
de preguntas sin respuestas,
de un, ¿por qué ahora yo?

Yo seré tu instrumento, Señor,
pero ¿qué es ella?,
es mi madre, como fue la tuya,
quién nos dió la vida,
quién nos enseñó el amor…

¿Por qué un final tan tenue?
¿Por qué un sendero tan cruel?
¿Por qué una partida sin adiós?

Abrazaré mi cruz,
cómo Tú me enseñaste,
¡pero cuántas espinas,
cuántas piedras disputadas,
cuánto, pero cuánto dolor!

 

Dedicado a todos los enfermos de Alzheimer y sus familias.
Abracemos la cruz.