Desperté sedienta en un mundo ausente…
con un cuerpo entumecido de soñar a perderte…
El cielo sigue gris hielo, como tu corazón inerte,
frío, vacío, vacilante, impaciente…
Mi ropa me desnuda, mi café me endormece…
nada me tibia, nada me enriquece…
todo enloquece mi mente…
Mi tren se escapa, mi metro no llega, todos parecen ausentes…
Estos lunes no son más que estampas,
de este invierno imposible y penitente…
de esa primavera lejana, de ese verano ardiente…
Viajo con mi silencioso destino,
tú con tu verdad insolente…
Quizá no nos una la sangre, quizá ni la tumba yacente…
Viajo con mi silencio escondido,
tú con tu soberbia infidente.
No te cruces en mi camino, no en esta batalla estridente…
sigue tu senda y castigo que el mañana será el único indulgente.