Morir para vivir

Él quería que sus cenizas fuesen nuestros relojes de vida…nuestras lágrimas enjugadas…

Que nos recordasen que los minutos descuentan y que las horas en realidad sólo vagan…

Que los segundos se inventan y las margaritas tan sólo se desmigajan…

Que los besos se roban y las miradas se atrapan…

Que las caricias se enredan y los reencuentros retratan…

Que tus ojitos de cielo, fuesen mi sol, mi luna, mi caminito de escarcha…

Que la vida sólo estuviese hecha de valientes como él, sin espada…

Que no tornásemos la vida, sin desenvolver sus etapas, porque lo que no valoramos hoy…no retorna, sólo escapa.